El término nomofobia es una abreviación del anglicismo “no mobile-phone phobia” y fue acuñado en 2011 tras un estudio realizado por la oficina de correos británica Royal Mail, el estudio pretendía estimar la ansiedad que sufren los usuarios de telefonía móvil al no tener su celular cerca. Según este estudio, el 53% de las personas involucradas dijeron sentir ansiedad, dolor de cabeza, taquicardia e incluso tener pensamientos obsesivos cuando pierden acceso inmediato a sus teléfonos celulares.
El estudio consideró diversas probabilidades: teléfono perdido, batería agotada, sin señal o cobertura o tener cerca el móvil sin poder usarlo. Este fenómeno suele darse con mayor frecuencia en niños y adolescentes, pues al ser catalogados como “nativos digitales” (que han vivido con dispositivos digitales desde su nacimiento y su proceso de aprendizaje ha sido a través de estos aparatos) el apego a sus smartphones es más intenso. Aunque las personas adultas también llegan a padecerlo, muchas veces sin saberlo o no están completamente conscientes de ello.
La tecnología móvil ha transformado nuestros hábitos, no sólo como usuarios o consumidores, sino también como humanos, para muchas personas, el celular se ha vuelto una adicción. Tal como señalan cifras de IAB México y Millward Brown; el 46% de las personas consideran que sus dispositivos móviles son indispensables en su vida diaria ya que llegan a revisar su celular hasta 150 veces al día, las consultas van desde una revisión de notificaciones de redes sociales o correo electrónico o hasta para verificar qué día es.
El nivel de dependencia a los dispositivos móviles se ha agudizado en los últimos años, el smartphone se suele utilizar como herramienta para tareas básicas, por ejemplo, usarlo como despertador o para actividades más amplias como permanecer conectado, mostrar actividades en tiempo real, utilizar la geolocalización para llegar a algún sitio o realizar operaciones bancarias, etc. y es que pareciera que la vida está integrada al teléfono móvil, se vuelve imprescindible pues contiene detalles importantes e íntimos de nuestra vida.
La nomofobia no está tipificada como un trastorno en las clasificaciones propias de enfermedades mentales, sin embargo, la dependencia al móvil cada vez es un padecimiento más común en la población, ¿qué se puede hacer al respecto? Como se ha mencionado en ocasiones anteriores, los límites no son buena estrategia, pues los límites no educan, sólo prohíben. La clave no es la prohibición, sino entender la importancia del uso correcto de estos dispositivos.
Un panorama ideal sería integrar el uso de estos dispositivos a la vida cotidiana como una herramienta, por ejemplo, el smartphone puede ser una potente herramienta laboral, aquí puedes aprender cómo sacarle provecho a tu celular para usarlo en tu trabajo.
Entre más avanzada se encuentra la tecnología es inevitable el uso y convivencia diaria con los diferentes dispositivos digitales, y aunque el uso excesivo puede representar problemas para algunas personas, debemos tener en cuenta que la adicción siempre es un problema de la persona, no del objeto, es responsabilidad propia saber cómo utilizamos los aparatos o cómo desarrollamos hábitos para éstos.
Como se mencionó, el uso del smartphone es una responsabilidad individual, entre más involucrado estés con tu teléfono más criterio debes tener cuando lo usas y cómo lo usas, un smartphone puede ser de gran ayuda en tu vida personal y laboral, con el uso de aplicaciones puedes sumar valor a tus actividades con apps que te ayudarán a ser más productivo y organizado, por ejemplo.
Es importante que sepas reconocer si tú, algún amigo o familiar presenta comportamientos anormales cuando se encuentra sin su smartphone, podría tratarse de nomofobia, en caso de ser así acércate o acérquense a un especialista. Recuerda que la tecnología sirve para mejorar y facilitar la vida, no para causarte estrés o ansiedad.
¿Y tú serías capaz de pasar un día entero sin usar tu teléfono?
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